“El moquillo es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta a perros de todas las edades. Se produce por un virus que tiene una estructura parecida al virus del sarampión humano.” (Av. Formación Veterinaria, 2019)
El moquillo es una enfermedad causada por un virus que afecta el aparato respiratorio, gastrointestinal y al sistema nervioso de cachorros y perros adultos, es una enfermedad altamente contagiosa y una de las que causa más muertes en el mundo de las mascotas.
Todos los perros son susceptibles de adquirir esta infección pero el riesgo es mayor para los cachorros, ya que sus pulmones no están completamente desarrollados, también es altamente peligrosa para los perros que no han sido vacunados contra el moquillo, es por eso que los veterinarios recomiendan vacunar siempre antes de los seis primeros meses.
¿Cómo se contagia el virus?
Uno de los principales problemas de esta enfermedad es lo fácil y rápido que puede ser el contagio, ya que se puede producir simplemente por las partículas que quedan en el aire del ambiente que un animal contagiado ha ocupado. Los animales infectados eliminan el virus en todas las secreciones corporales, aunque el animal no tenga signos clínicos. El virus es eliminado en los exudados respiratorios, heces, saliva, orina y exudados conjuntivales, hasta tres meses después de la infección. La manera más frecuente de contagio del moquillo canino es por medio de la inhalación del virus o por comer o beber del mismo lugar en el que otro perro contagiado haya consumido.
¿Cuáles son sus síntomas?
El virus se incuba entre 14 y 18 días dentro del can y, después de ese periodo, empiezan a aparecer los primeros síntomas. Acorde a la American Veterinary Medical Association, el síntoma inicial de moquillo es la secreción ocular, con apariencia acuosa o de pus. Posteriormente, los perros desarrollan fiebre, descarga nasal, tos, letargo, apetito reducido, vómito y diarrea. En estados avanzados, el virus puede atacar al sistema nervioso, ocasionando convulsiones, espasmos o parálisis parcial o completa. En algunos casos las almohadillas de las patas pueden verse afectadas engrosando su tamaño o endureciéndose, pero este síntoma no siempre aparece.
Esta enfermedad es difícil de detectar, puesto que algunos síntomas pueden vincularse con otras causas como, por ejemplo, un exceso de calor o un día de más ejercicio del habitual; sin embargo, se debe estar atento ante la aparición simultánea de los síntomas mencionados, ya que el moquillo es a menudo mortal y los síntomas son tan variados que cualquier perro enfermo debe ser llevado inmediatamente al médico veterinario para ser examinado y diagnosticado.
¿Cómo se diagnostica y trata el moquillo?
El médico veterinario diagnostica el moquillo basándose en el examen clínico y análisis de laboratorio. No existe ningún medicamento disponible para matar el virus en los perros infectados. El tratamiento consiste, primordialmente, en intentar prevenir las infecciones secundarias, control del vómito, diarrea o síntomas neurológicos, y combatir la deshidratación por medio de la administración de líquidos. Los perros enfermos deben mantenerse cubiertos para prevenir enfriamientos, recibir un buen cuidado médico y permanecer separados de otros perros.
El mejor tratamiento frente a esta enfermedad es el tratamiento preventivo, es decir la vacunación regular.
¿Cómo se lo previene?
Las mejores acciones para prevenir la aparición del moquillo son la vacunación y el evitar el contacto con animales infectados. Como se mencionó, la vacunación es fundamental, principalmente para los cachorros, quienes son muy susceptibles a la infección, debido a que la inmunidad natural adquirida proveniente de la leche materna puede disminuir antes de que el propio sistema inmune del cachorro se haya desarrollado para combatir la infección. Incluso, se han dado casos de aparición de la enfermedad en animales vacunados, puesto que la inmunidad provista por la leche materna pueda interferir con la efectividad de la vacuna.
De modo que, para reducir ese periodo de menor protección y proveer una defensa óptima en contra del moquillo, durante los primeros meses de vida, se recomienda la administración de una serie de vacunas.
La primera vacuna se pone cuando el perro tiene entre 6 y 8 semanas y, a partir de entonces, es recomendable inyectar un refuerzo anualmente. Es muy importante mantener al perro recién nacido lo más aislado posible mientras no haya sido vacunado contra el moquillo.
El dueño, tanto de cachorros o perros adultos, debe ejercer mucho cuidado cuando lleva a su mascota a lugares donde concurren otros animales, como por ejemplo: parques, peluquerías caninas, lugares de hospedaje, entre otros, hasta que se haya cumplido con la serie completa de vacunas. Se recomienda consultar con su médico veterinario el programa de vacunación más apropiado para su mascota. Además, para proteger a los perros adultos, los dueños deben asegurarse de que las vacunas contra el moquillo estén al corriente. Recuerde siempre evitar el contacto con perros infectados, así como evitar el contacto con mapaches, zorros, zorrillos y otros animales salvajes que puedan estar infectados.
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