Para saber cómo cuidar mejor a nuestras mascotas y detectar rápidamente cualquier síntoma de malestar, es importante conocer de manera general, las enfermedades más comunes en los perros y gatos. La prevención es la mejor forma de evitar el sufrimiento de nuestras mascotas ante cualquier enfermedad; sin embargo, en caso de presentarse alguna, una pronta detección mejora en gran medida las perspectivas de éxito de muchos tratamientos.
Es fundamental prestar atención a los cambios de hábitos en los animales, muchas veces estos son señales de que algo no está bien, puesto que no siempre los síntomas son visibles como el vómito o la diarrea. En ocasiones, se trata de un cansancio o falta de energía, poco habituales, o modificaciones a la hora de comer.
Algunas de las enfermedades frecuentes
Infestación de pulgas: las pulgas son insectos sin alas que parasitan a los mamíferos y aves, por lo que son relativamente frecuentes en las mascotas. Se transmiten fácilmente y se reproducen con una rapidez asombrosa. Según el Consejo Europeo para el Control de las Parasitosis de los Animales de Compañía, la infestación en perros y gatos es muy variable, los animales que no son alérgicos pueden no manifestar signos clínicos o estos ser leves y solo mostrar un rascado ocasional, debido a la irritación producida por las pulgas o sus picaduras. Los alérgicos o aquellos que desarrollan una reacción inmunológica a la saliva de la pulga, muestran picazón, pérdida de pelo y lesiones con costras. El tratamiento ante una infestación se fundamenta en tres puntos: matar las pulgas adultas del animal, matar los huevos de pulga para detener la contaminación del entorno y matar las larvas para tratar el entorno contaminado.
Otitis: se trata de la inflamación del oído interno, medio o externo. Puede aparecer por alergias, bacterias, parásitos o cuerpos extraños. Esta inflamación es más común en aquellas razas de perros con orejas largas y caídas como el cocker spaniel, pero puede aparecer en todos los perros que han tenido contacto con el agua o la humedad. En gatos es uno de los problemas de salud fácilmente solucionables más frecuentes. Si tu mascota se rasca mucho las orejas, mueve la cabeza hacia los laterales, emana un mal olor de los oídos y segrega algún líquido amarillento, es probable que padezca otitis. Para prevenir la otitis, se debe dar un seguimiento de la salud de la mascota desde casa, siempre atentos a los síntomas que pudiese presentar el animal; debe evitarse que los oídos queden sucios o húmedos y mantener una revisión veterinaria periódica, donde se analice el estado de los oídos de las mascotas de manera más exhaustiva.
Moquillo: es una enfermedad viral altamente contagiosa y mortal, que afecta principalmente a perros jóvenes no vacunados, pero también afecta a perros adultos que no han recibido la serie completa de vacunas. Se transmite por medio de la inhalación del virus o por comer o beber del mismo lugar en el que otro perro contagiado haya consumido. Presenta múltiples síntomas como: decaimiento, fiebre, presencia de secreción mucosa en los ojos y en la nariz, tos, vómitos, diarrea o síntomas nerviosos como convulsiones. Al ser el moquillo una infección viral, no existe tratamiento específico. Se deben usar tratamientos de sostén que sirvan para aliviar los síntomas y evitar las complicaciones. La vacunación es la mejor forma de prevenir esta enfermedad.
Sarna: se trata de una enfermedad de la piel que también puede aparecer en los gatos y hasta en las personas. La sarna es causada por unos parásitos microscópicos, llamados ácaros, que perforan la dermis y la infectan. Existen dos tipos distintos de sarna, la sarcóptica y la demodéctica. Se transmite muy fácilmente, mediante el contacto directo con animales afectados y con fómites infectados (cepillos, mantas, juguetes del perro, etc.), de modo que debe evitarse totalmente acercarse a animales sospechosos o diagnosticados de sarna; el tratamiento debe enfocarse en la terapia farmacológica y en la higiene del animal y del entorno.
Rabia: es una enfermedad altamente letal, se transmite a través de mordeduras, contacto directo con las mucosas o saliva de un animal infectado. Aunque por lo general, se escucha hablar de la rabia en los perros, también se da en los gatos. Se identifica por una violencia extrema sin provocación alguna. Existe una antirrábica que se debe administrar durante los primeros meses de vida de las mascotas, pues una vez infectado el animal se lo considera condenado a muerte, no existe vacuna que pueda tratarlo. Las medidas de prevención y control de la rabia comprenden: la vigilancia y notificación de casos sospechosos de rabia en los animales, estar atentos y cumplir con los programas de vacunación de los animales domésticos y, por parte de las entidades públicas, llevar a cabo programas de control poblacional y de vacunación de las poblaciones de animales vagabundos. “La rabia es considerada como una de las zoonosis más importantes en el mundo (una enfermedad que afecta principalmente a los animales, pero que puede afectar también a los humanos).” (Organización Mundial de Sanidad Animal , 2016)
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