Las gatas tienen fama de tener una gran facilidad para reproducirse. Con la posibilidad de engendrar desde temprana edad y varias camadas al año de unos cinco gatitos, una familia felina puede aumentar enormemente en muy poco tiempo. Pero, después de parir una gata, ¿cuándo entra en celo?
La reproducción de los gatos
En primer lugar, debemos saber que las gatas son poliéstricas estacionales. Esto quiere decir que durante los meses de mayor luz solar van a estar, prácticamente, en un celo permanente. Los síntomas de este período fértil incluyen maullidos muy agudos, altos y constantes, cambios en el comportamiento, aumento de la frecuencia de la micción, frotamientos contra nosotros o cualquier objeto o exhibición de los genitales apartando la cola y elevando la grupa. Estos signos se presentan durante, aproximadamente, una semana seguida. A continuación, se produce un descanso de más o menos 10-15 días y, de nuevo, se repite el celo. Así hasta el final de los días de más incidencia de la luz solar.
Además, su ovulación es inducida. Esto implica que necesita un estímulo, generalmente el que produce el pene del gato al retirarse de la vagina tras la cópula. El pene está recubierto de espículas que, al salir a contrapelo, provocan un dolor que desencadena las reacciones hormonales que conducen a la ovulación. Suele necesitarse más de una monta para que haya fecundación y gestación.
En esta especie la gestación dura unas nueve semanas o alrededor de 63 días, tras los que tiene lugar el parto. En los machos no se distingue un período de celo. Una vez alcanzada la madurez sexual, lo que puede suceder a partir de los siete meses de edad, el gato estará listo para reproducirse en cuanto detecte las feromonas que van a emitir las gatas en celo. En ese caso, el gato intentará salir de casa a toda costa, va a orinar en cualquier lugar para marcar su territorio y puede pelearse con otros machos para conseguir el acceso a la hembra. Pero, finalizado el ciclo reproductivo, es decir, después de parir una gata, ¿cuándo entra en celo? Lo explicamos a continuación.
¿Una gata recién parida puede estar en celo?
Cuando explicamos las características del celo de los gatos, comentamos que las gatas son poliéstricas estacionales. Es decir, sus celos van a ser continuos mientras la luz solar sea suficiente, con períodos de descanso de tan solo unos 10-15 días. El parto y la posterior lactancia afectan poco a este ciclo. Salvo que los nacimientos coincidan con el final del período de más sol, caso en el que la gata tardará unos meses en volver a ser fértil, puede entrar pronto en celo y repetir la gestación.
Entonces, una gata recién parida no entrará en celo inmediatamente, pero podrá hacerlo durante los días, semanas o meses siguientes.
¿Cuánto tiempo tarda una gata en entrar en celo después de parir?
Si nos preguntamos, después de parir una gata, cuándo entra en celo exactamente, lo cierto es que no se puede establecer un día exacto, pero, pasadas las primeras 3-4 semanas de vida de sus gatitos, cuando estos comienzan a interactuar entre ellos y con el medio, la gata empezará a dejarlos solos. A partir de esa fecha podríamos empezar a apreciar, nuevamente, signos de celo, aunque es más habitual que este momento se postergue hasta los 7-8 semanas tras el parto.
Como ejemplo, una gata doméstica que vive en Europa podría aparearse a finales de enero. Su camada nacería a principios de abril. A los dos meses, en junio, normalmente con los gatitos ya instalados en nuevos hogares, la gata entrará otra vez en celo, pudiendo resultar en una nueva gestación.
¿Se puede esterilizar a una gata recién parida?
Visto cuándo entra en celo después de parir una gata, se constata que no podemos bajar la guardia si nuestra intención es evitar el nacimiento de más camadas solo porque la gata acabe de parir. Pero, ¿cuándo se puede esterilizar a una gata después del parto? Lo más recomendable es fijar la cirugía de esterilización aproximadamente a los dos meses del parto para garantizar el bienestar de los gatitos.
Esto es así porque se recomienda que permanezcan en familia un mínimo de ocho semanas, momento a partir del cual se inicia el destete de los gatitos. Este contacto con sus congéneres en una etapa de desarrollo especialmente sensible ayuda a evitar problemas de comportamiento en el futuro. Además, deben alimentarse de leche materna.
Por lo tanto, lo ideal sería mantener a la gata cerrada durante ese período de tiempo y, tras él, operarla. En caso de pertenecer a una colonia de la calle o ser verdaderamente imposible impedir que acceda a machos, lo mejor es que consultemos con el veterinario para acordar la cirugía de la forma menos perjudicial posible, tanto para la gata como para sus gatitos, de acuerdo con sus condiciones de vida.
Recordemos, por último, que la esterilización en gatos o castración consiste generalmente en la extracción del útero y de los ovarios. La gata deja de tener celos, no puede reproducirse pero, además, esta operación supone ventajas para su salud, como por ejemplo que impide infecciones uterinas o reduce el riesgo de tumores de mama.
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